A pesar de ello, los padres de Oliver y Liam nunca se dieron por vencidos. Visitaban el hospital todos los días, hablando con la figura que parecía no responder en la cama. Hablaban con Oliver con la esperanza de que les oyera y acabara despertando. Sin embargo, cuando finalmente lo hizo, esperaban que su reencuentro fuera mucho más alegre;
De vez en cuando, amigos y parientes preguntaban amablemente: «¿Cuánto tiempo seguiréis así?». Pero Liam y sus padres lo tenían claro: mientras el corazón de Oliver siguiera latiendo, nunca se separarían de su lado. Durante una década, velaron juntos por él en la sencilla habitación del hospital…