De la nada, el periodista se levantó bruscamente de la silla y salió de la habitación sin dirigirle la palabra a Oliver. Al abrir la puerta, Liam oyó que Oliver le llamaba preguntándole adónde iba. Pero el periodista no respondió más a Oliver.
Liam y sus padres se quedaron clavados en el sitio. Se quedaron estupefactos al ver al periodista tan pálido como un fantasma. «¿Qué demonios te ha dicho Oliver para conseguir esta reacción?». preguntó Liam repetidamente. Pero la única respuesta que recibió fue: «Tiene razón…».