Naturalmente, primero se dirigió a los principales medios de comunicación, pero sus reacciones no fueron sorprendentes. Ninguno le tomó en serio. Algunos le cortaron antes de que pudiera terminar su historia, mientras que otros se rieron de sus afirmaciones, dándole las gracias por la inesperada risa con la que empezaron el día.
Oliver se sintió herido cuando nadie le tomó en serio. Sólo quería advertir a la gente de un desastre que se avecinaba. Pero en lugar de rendirse, se empeñó aún más en compartir su historia.