Sin embargo, el consuelo duró poco. Cuando Oliver continuó, una escalofriante urgencia tiñó su débil voz, provocando escalofríos en Liam. Con una claridad inquietante, susurró: «Todo el país debe evacuar».
Después de pronunciar aquel ominoso mensaje, las fuerzas de Oliver parecieron menguar rápidamente. Era como si hubiera reunido hasta el último gramo de su energía para transmitir aquella advertencia crítica, y ahora su cuerpo no pudiera aguantar más. El peso del agotamiento le oprimió los párpados y, sin más, volvió a desvanecerse.