Mientras Rohan yacía en la fría cama del hospital, rodeado de médicos con expresión seria, su vida empezó a repetirse en su mente. Nunca pensó que llegaría este día. Era un hombre sencillo de la animada ciudad de Nagpur (India). Nacido en el seno de una familia de agricultores, su infancia fue tan común como la de cualquier otra persona. Era un niño soñador, convencido de que un día su nombre estaría en boca de todos. Sin embargo, nunca imaginó que sería una visita al hospital la que le pondría en ese camino…
Su corazón estaba lleno de pura alegría y de un ardiente deseo de destacar… de ser especial. Pero la vida, al parecer, tenía otros planes. Su rasgo distintivo era una barriga ligeramente abultada, un rasgo extraño pero inofensivo que no afectaba demasiado a su vida. Ni interfería en sus juegos ni le causaba ningún dolor físico.
Su familia no le dio importancia, creyendo que era un rasgo único de su cuerpo, una suave curva que añadía carácter a su delgada constitución. Esta pequeña protuberancia… era una extraña rareza, un rasgo distintivo que hacía de Rohan… bueno, Rohan.