Ella pensó que su serpiente era solo un compañero tierno, pero la ecografía reveló lo contrario
El corazón de Cassandra se aceleró con incredulidad mientras miraba la pantalla del ecógrafo. Lo que vio hizo añicos su percepción de su amada mascota. Había llevado a Reggie al veterinario, sospechando que podría estar enfermo o experimentando un comportamiento inusual, pero la realidad era mucho peor de lo que había imaginado.
La mente de Cassandra estaba alborotada. ¿Cómo podía haber estado tan ciega a la verdadera naturaleza de su amada mascota? Durante semanas, no había sido consciente de las verdaderas intenciones de Reggie, durmiendo profundamente con él acurrucado alrededor de su cuerpo. Ahora, la idea le envió escalofríos por la espalda.
No pudo evitar sentirse como una tonta por no reconocer las señales. La forma en que Reggie se había enrollado a su alrededor, la forma en que la había observado con su mirada penetrante. Ella había interpretado estas acciones como afecto y lealtad, pero lamentablemente la realidad distaba mucho de ser reconfortante. La idea de su serpiente cuidándola durante la noche ahora parecía aterradora. ¡¿Qué había hecho?!
En la pintoresca y tranquila ciudad de Bar Harbor, todos conocían el nombre y el negocio de los demás, y los chismes se extendieron como la pólvora. Las calles estaban llenas de casas encantadoras, jardines bien cuidados y caras amables. Entonces, cuando Cassandra, una mujer solitaria de treinta y tantos años con una inclinación por la privacidad, se mudó al vecindario con una enorme pitón llamada Reggie, los chismes comenzaron casi de inmediato. La gente no podía comprender por qué alguien elegiría vivir con un compañero tan inusual, y creció la preocupación por su propia seguridad.
A pesar de las miradas cautelosas y las conversaciones en voz baja, Cassandra no se inmutó. Ella había adoptado a Reggie de un centro de rescate de mascotas exóticas después de que su dueño anterior lo abandonara, y su vínculo era inquebrantable. Sus vecinos no podían entender la conexión que compartía con la serpiente. No notaron la forma en que los ojos de Reggie parecían brillar con comprensión cuando Cassandra le hablaba o la forma en que le acariciaba tiernamente la mejilla con su cabeza escamosa, como si le asegurara que estaba ahí para ella.
Una serpiente era la compañera ideal para su modesto hogar, ya que requería un cuidado mínimo y no ladraba incesantemente como el pequeño perro de su vecino. Además, no había causado ningún disturbio hasta el momento. Reggie nunca había hecho ningún intento de lastimarla a ella ni a ninguno de los invitados que vinieron a visitarla. Ojalá sus vecinos parasen en sus incesantes e injustificadas advertencias.
Cassandra siempre había alojado a su pitón en un vivero equipado con una lámpara de calor, siguiendo la práctica estándar para las mascotas reptilianas. Sin embargo, cuando comenzó a sentirse cada vez más sola, decidió profundizar su vínculo y llevar su relación al siguiente nivel. Ella realmente creía que podían fortalecer su vínculo. Al observar la conexión aparentemente débil de su vecina con su perro, que se quedaba afuera para dormir todas las noches, a Cassandra se le ocurrió una idea.