Cuando los vecinos se acercaron, apenas podían creer lo que veían sus ojos. Allí, entre la hierba mullida y las ramas embarradas del enorme nido de caimanes, estaba el cachorro de los Harrison. Pero la verdadera sorpresa llegó cuando vieron al cachorro interactuar con unas crías de caimán recién nacidas, acariciándolas suavemente como si fueran sus propios hermanos.
El cachorro parecía perfectamente a gusto, tumbado al sol junto a las crías, moviendo la cola alegremente. Estaba claro que el cachorro no había sido sacado por agresión, sino que había encontrado un lugar inesperado en el mundo del caimán. ¿Qué demonios estaba pasando?
Los vecinos se miraron, completamente desconcertados. ¿Cómo era posible? Uno de los expertos en fauna local, el Dr. Martin, había estado siguiendo de cerca la situación, y llegó justo a tiempo para ver la extraña escena. Tras unos instantes de observación, se dirigió al grupo y reveló una teoría que nadie podría haber predicho.