La noticia se extendió rápidamente por el vecindario. Los Harrison estaban incrédulos, sin saber cómo su querida mascota había desaparecido tan repentinamente. «¡Nuestro cachorro estaba aquí!», exclamaron, claramente conmocionados. Los vecinos, tratando de encontrar sentido a la situación, decidieron unirse para buscar al cachorro desaparecido.
Armados con linternas y determinación, los residentes empezaron a peinar la zona, con la esperanza de encontrar algún rastro del cachorro. Se adentraron en los pantanos cercanos, sin saber adónde podría haberlo llevado el caimán. Pasaron horas sin suerte y, justo cuando la búsqueda empezaba a parecer desesperada, alguien vio algo inusual a lo lejos: un gran nido de caimán escondido entre la hierba alta cerca del agua.
El grupo, dirigido por el Sr. Larson, se acercó cautelosamente al nido. Notaron movimiento entre los juncos. ¿Podría ser el caimán? Tenían que averiguarlo. A medida que se acercaban, el espectáculo que les esperaba dejó a todos boquiabiertos. El nido del caimán no sólo albergaba sus huevos, sino también al cachorro desaparecido.