Pasó el tiempo y el dolor de perder a Reggie comenzó a desvanecerse. Cassandra encontró nuevas formas de llenar el vacío que había dejado atrás. Se ofreció como voluntaria en el centro de rescate de mascotas exóticas, ayudando a cuidar a otros animales necesitados. A través de sus experiencias allí, aprendió que el amor no se limita a una criatura o forma, sino que se puede encontrar en los lugares más inesperados.
Un día, mientras trabajaba como voluntaria, Cassandra se sintió atraída por un pequeño recinto en la parte trasera del centro. Allí, descubrió un camaleón llamado Cammie. Aunque sabía que nunca reemplazaría el vínculo único que había compartido con Reggie, sintió una conexión instantánea con la pequeña criatura. Decidió adoptar a Cammie, brindándole un hogar amoroso y un nuevo comienzo.