Podrían haber sido las cenizas de su vecino fallecido o el joven panadero local que había fallecido el año anterior en un accidente automovilístico. La idea emocionó a Priscilla y quería deshacerse de la urna lo antes posible. Por un lado, quería que saliera el dueño y por otro, la idea la asustaba.
¿Alguna vez apareció el dueño? Continúa leyendo ahora.