Agua corriendo
Usando las llamadas ondas sísmicas, los científicos predijeron que la corteza terrestre debajo de nuestros pies estaba formada por diferentes tipos de rocas. Aproximadamente a una profundidad de tres a seis kilómetros, el granito se convertiría en basalto. Pero la realidad fue muy extraña. Los científicos estaban desconcertados: no importa qué tan profundo perforaran, solo pudieron encontrar granito. Incluso en el punto más profundo.
El cambio en las ondas sísmicas no fue causado por un cambio de granito a basalto, como esperaban. La verdad fue mucho más impactante. Varios kilómetros por debajo de la corteza terrestre, a profundidades que nadie esperaba que pudiera existir allí, los investigadores descubrieron que fluía agua.