Los cuidadores no quisieron intervenir, no sabían qué hacer. El león no mostraba signos de hostilidad, de hecho, parecía reconfortado. Uno de los cuidadores reconoció el comportamiento inmediatamente.
Apenas unas semanas antes, el mismo león había perdido a su único cachorro por enfermedad. Desde entonces, había estado callado, deprimido y sin ganas de comer. El personal estaba preocupado por su salud y su moral.
Ahora, por primera vez en días, el león estaba activo, tranquilo e incluso cariñoso. Y todo gracias a un cachorro de shiba inu callejero que había entrado en su recinto.