Falleció un año después de que Scott se mudara con Mia. Scott estaba inconsolable. Deambuló por la casa vacía llena de dolor y duelo, donde todo le recordaba a la mujer que lo había acogido cuando el mundo entero parecía haberle dado la espalda. Casi se volvió demasiado para él. No pasó mucho tiempo antes de que quisiera recurrir a las drogas. Pero luego recordó las palabras de la anciana: «Estás aquí, Scott». Este pensamiento le hizo sonreír. El primero en meses. Se recompuso y decidió entrar en una habitación que no se había atrevido a abrir desde la muerte de Mia: su dormitorio.
En esta habitación, donde todo le recordaba a su mejor amiga muerta, descubrió algo muy especial…