La obsesión se sale de control: esta mujer quiere vivir en una casa de pan de jengibre.

El final

Cinco años después de que Tamera tropezara con el comienzo de su obsesión, llegó el momento de ponerle la guinda al pastel de su vasta colección. Ahora, su casa no solo estaba llena de pan de jengibre, la casa en sí ahora también estaba hecha de pan de jengibre. Y todo gracias a su hija Tiffany.

Tamera, mientras tanto, se había impacientado bastante. Su hija estaba ocupada poniendo en orden las últimas cosas. Mamá estaba de pie cerca de la casa y ya se estaba impacientando. «¿Puedo echarle un vistazo ya?», preguntó. «Pagué yo misma la pintura… ¡Date prisa!».

 Tiffany decidió no posponer más la revelación. «¡Vas a ser tan feliz!», dijo.