Residentes preocupados
En 1965, a los neoyorquinos les preocupaba que el milagro natural de su lado de la frontera hubiera comenzado a perder su encanto. Un depósito creciente de talud, la roca que se acumula en la base de una cascada, fue de particular preocupación. Aparentemente, el astrágalo impidió que el agua fluyera hacia abajo. Según otros, afectó el atractivo estético de las cataratas del lado de Estados Unidos.
El 31 de enero de 1965, apareció un artículo sobre ese asunto en la portada de la Niagara Falls Gazette. En el artículo, el periodista local Cliff Spieler argumentó que la erosión continua podría acabar con las cataratas estadounidenses por completo. Poco después, comenzó una campaña para salvar la cascada, al tiempo que presionó al gobierno.