Hombre instala cámara después de que un perro mirara un lugar en la pared durante días

El refugio

El corazón de George ya se estaba rompiendo cuando el gato, maullando, se sentó en la canasta en el asiento del pasajero. A pesar de sus emociones, George seguía decidido a llevar al gato al refugio. Una vez que llegó allí, habló con la recepcionista y le explicó la situación. Miró con lástima al gatito en la jaula y luego dijo algo que hizo imposible que George dejara al gato allí.

«Ya tenemos tantos gatitos aquí que necesitan un hogar…», comenzó a decir. «Simplemente no tenemos espacio. Podemos aceptar a este animal, pero me temo que le pondrán una inyección». El refugio no podía albergar más animales. Estaban llenos.

George miró a la recepcionista con incredulidad, luego decidió llamar al veterinario para pedirle consejo.