¡Guau! ¿Qué? ¡Guau!
George Miller experimentó lo fáciles que serían las cosas si los perros pudieran hablar. Su amigo de cuatro patas se sentó mirando al frente durante días en cierto lugar en la pared. A George le tomó bastante tiempo darse cuenta de lo que estaba mirando su perro, pero una vez que lo hizo, pasó de una sorpresa a otra.