Trabajando todo el día
Esto rompió el corazón de Jessica. Despejó todo su fin de semana, reorganizando a sus clientes y solicitando la ayuda de sus colegas. Pasó todo el día con la niña, trabajando incansablemente para desenredar el cabello y restaurar su cabello a su belleza natural. Cuando el día llegó a su fin, Jessica giró a la niña para que se viera en el espejo. Lo que una vez fue una masa de rizos enmarañados se había transformado en una cabellera más manejable. La niña sonrió por primera vez ese día, y Jessica supo que todavía tenían trabajo por hacer. Ella le devolvió la sonrisa y le preguntó a la niña si podía volver al día siguiente.