A Paul no se le permitía entrar en la sala de cirugía, por lo que pasaba el tiempo paseando por la sala de espera. Sabía que algo iba mal con el mono, pero ¿qué era? ¿Serían capaces de salvarlo? Tenía tantas preguntas… El amor de Paul por los animales hizo que la espera pareciera una eternidad.
Luego se abrió la puerta del quirófano y el veterinario salió.