Minuto 1: Vacíala
Comenzarás por vaciar la nevera. Ten una bolsa de basura cerca. Cualquier cosa que ya no esté bien puede ir directamente a la basura. Pondrás a un lado las verduras frescas y no perecederas y los alimentos refrigerados que se mantienen buenos durante mucho tiempo. Puedes ponerlos en el mostrador o en una caja o caja y dejarlos a un lado. El punto aquí es no pensar demasiado en las cosas. ¿Dudas si terminarás usando las judías verdes que están casi caducadas hoy o mañana? Hay una buena posibilidad de que terminen pudriéndose en tu nevera. ¡Tíralas!
Minuto 2: Tíralo
¿Puedes llegar a tu basurero en 30 segundos? Entonces saca tu basura inmediatamente. Tira los líquidos (leche vieja, sopa sobrante de la semana pasada) por el inodoro. Solo asegúrate de no obstruir los desagües al hacerlo: tu nevera puede estar limpia, pero tendrás un problema mucho mayor en tus manos.
Minuto 3: Limpiar y organizar
Ten un poco de agua tibia con jabón lista para usar y usa un paño viejo para limpiar tu nevera. Limpia todo el vidrio y no olvides los bordes y las esquinas. No tiene que llevar mucho tiempo, siempre y cuando lo hagas regularmente. Con tres minutos, una vez a la semana, este proceso rápido y fácil mantendrá limpia tu nevera. Esto evitará que tengas que fregar durante horas. Ahorrarás mucho tiempo y energía.
Fuente: The Creek Line House | Imagen: Pexels