Tu cama debe ser tu santuario del sueño, no una oficina o un salón. Estar en la cama con el móvil o viendo la tele indica a tu mente que no es un lugar para relajarse. Al reservarla sólo para dormir, tu mente aprende a asociar la cama con la relajación y el descanso.
Un ritual a la hora de dormir también puede ayudarte a conciliar el sueño, como lo hacían los cuentos en la infancia. Actividades sencillas como tomar leche caliente, darse un baño o escuchar música relajante pueden preparar la mente y el cuerpo para el sueño. Los rituales le dicen a tu cuerpo: «es hora de descansar».
Incorporar rituales a tu rutina nocturna crea un ritmo reconfortante. Cuando el cuerpo y la mente están sincronizados con estas señales tranquilizadoras, resulta más fácil conciliar un sueño reparador. Pequeñas acciones constantes antes de acostarse pueden hacer maravillas para conciliar un sueño de calidad. En la página siguiente encontrarás más consejos.