Samantha se quedó helada. «Espera, ¿qué? Creía que era una boda sin niños», preguntó confundida.
«Oh, bueno, es sólo para la ceremonia», dijo Julie con despreocupación. «Pensamos que lo mejor sería que alguien se hiciera cargo de los pequeños mientras estamos todos delante. No es gran cosa, ¿verdad?»
A Samantha se le revolvió el estómago. Era una invitada, no una niñera. Antes de que pudiera responder, Julie se apresuró a atender otros asuntos.