Samantha llevaba meses esperando con impaciencia la boda de su mejor amiga. Iba a ser una escapada muy necesaria del caos de su vida. Pero un día antes de la ceremonia recibió una llamada de Julie, informándole de que sería una boda sin niños y que no debía llevarlos.
Conseguir una niñera con tan poca antelación fue difícil, pero Samantha no dejó que eso le arruinara el día. Sin embargo, al entrar en el local se sintió incómoda. Había muchos niños correteando, niños pequeños jugando cerca de la entrada y niños mayores correteando por la zona de recepción.
Samantha lo dejó a un lado. ¿Quizá eran hijos de familiares? Decidió dejarlo pasar, pero antes de la ceremonia, oyó un leve crujido detrás de ella.