Al llegar al claro, Joseph no pudo evitar darse cuenta de que no habían cambiado muchas cosas. Sin embargo, vio unos extraños agujeros excavados en el suelo. Dejando a un lado el pensamiento, montó su tienda y se instaló para pasar la noche, deseoso de explorar la zona una vez más antes de regresar a casa. Joseph no sabía que aquella noche cambiaría su vida para siempre..
Al día siguiente, sentado junto a la hoguera, Joseph notó movimiento con el rabillo del ojo. Al levantar la vista, vio un enorme oso pardo que salía del bosque y entraba en el claro. El corazón le dio un vuelco y supo inmediatamente que aquello podía significar un gran problema.