Una mujer graba en silencio su operación. Cuando oye la conversación de los médicos, se pone pálida.

Pero el dolor fue empeorando, pasando de ser un dolor sordo y manejable a algo más agudo, algo que la carcomía día y noche. Al principio trató de ignorarlo, como siempre había hecho. Jennifer no era de las que se quejaban o acudían al médico a la primera señal de problemas.

Además, con los costes alarmantemente altos de la sanidad, Jennifer estaba decidida a evitar cualquier situación que la obligara a gastar miles en facturas médicas. Sabía que no podía permitirse otra sorpresa en un sistema ya lastrado por unos precios disparados.