Un lobo irrumpe en una iglesia: los feligreses no estaban preparados para lo que ocurrió a continuación

A Marianne se le aceleró el pulso. Giró la cabeza hacia las puertas justo cuando éstas se estremecieron bajo una fuerza invisible. Entonces, las puertas se abrieron de golpe. Un lobo salvaje atravesó las puertas ornamentadas. Los fieles se levantaron sobresaltados cuando el espacio sagrado se convirtió de repente en un caos.

El miedo se apoderó de la multitud y algunos intentaron huir. Otros se agazaparon detrás de los bancos, temblando en una oración silenciosa. A pesar del pandemónium, Marianne notó algo extraño: el lobo llevaba una pequeña forma en la boca, apretada suavemente entre sus mandíbulas. No parecía una presa típica, lo que despertó la curiosidad y la preocupación de Marianne.