Un piloto ve a su mujer en el avión, pero se da cuenta de un detalle desconcertante

«Pido disculpas por el dela…», empezó a hablar, pero las palabras se le congelaron en la garganta. Ella levantó la vista y sus ojos se encontraron. La taza de café medio vacía que tenía en la mano se le escapó de las manos, salpicando su contenido por todas partes al caer al suelo. Su uniforme y el libro de la mujer quedaron con una fea mancha, pero él ni siquiera se dio cuenta. Lo único que pudo hacer fue mirarla con total incredulidad.

La mente de Jack daba vueltas, luchando por comprender cómo su mujer podía estar en ese vuelo, viva y ante sus ojos. Recordaba vívidamente el dolor desgarrador de su funeral, la visión de su ataúd siendo enterrado. Desde entonces, cada día había sido una batalla contra el dolor, su vida se había convertido en una sombra de lo que había sido. Noches de insomnio, pérdida de apetito y una sensación generalizada de vacío se habían convertido en su nueva normalidad.