Mientras su mente se arremolinaba con pensamientos sobre la mujer que se parecía a Elise, Jack no podía evitar la esperanza de que hubiera tenido una educación mejor que la difícil infancia de Elise. Aferrado a la tarjeta de visita que le había dado, observó los signos de su exitosa carrera, lo que sugería que había superado las dificultades del pasado.
Jack se preguntó si esta mujer sabía que era adoptada y si tenía algún deseo de conocer a su madre biológica o incluso a él, como marido de su difunta hermana. La sorprendente revelación de que Elise tenía una gemela dejó a Jack con la cabeza dando vueltas. Miró a la Sra. Peterson y notó que le corrían lágrimas por la cara. Suavemente, le tendió la mano, ofreciéndole un gesto silencioso de consuelo y comprensión.