Con el paso del tiempo, decidieron estrechar sus lazos y se comprometieron a pasar la vida juntos. «Algún día te haré mía para siempre, Elise», le susurró con ternura, mientras le colocaba suavemente un mechón de pelo detrás de la oreja durante un momento romántico en su lugar favorito.
Y así fue. Ocho años después, se casaron y juraron estar el uno para el otro hasta que la muerte los separara. Ni en un millón de años Jack habría esperado que la muerte llegara tan rápido… Porque después de sólo una década de matrimonio, la amada esposa de Jack, Sarah, sufrió inesperadamente un ataque al corazón y falleció.