Como nuestros amigos peludos no pueden contestar, tenemos que ser claros: ¡la clave es la constancia! Sigue con las mismas órdenes. Si «siéntate» funciona, no cambies a «siéntate» por capricho. Confundiría a su perro, igual que cambiar todos los días los botones del mando a distancia de la tele desconcertaría a su marido.
Es hora de tomar un descanso cuando notas que tu perro bosteza más que un adolescente en un club de tejido o que parece un poco torpe, ¡quizás incluso desinteresado en su juguete chirriante favorito! Deje que su amigo se eche una siesta y le estará moviendo el rabo con gratitud.