¡La foto perfecta de un fotógrafo de bodas lleva a un descubrimiento que lo cambia todo!

La puerta crujió suavemente cuando Oliver entró en la habitación, su sonido apenas un susurro frente a la inquietante melodía de un violín lejano que se filtraba por las paredes. La habitación estaba tenuemente iluminada, con la luz de una lámpara de araña del pasillo haciendo sombras en el suelo. El aire se sentía pesado, como si algo grande estuviera a punto de suceder, bueno o malo.

Anna estaba de pie junto a la ventana, con su silueta enmarcada por la luz del atardecer, creando un cuadro etéreo. Parecía sumida en sus pensamientos, mirando al cielo. Tal vez pensaba en cosas importantes, o tal vez sólo en su nueva vida de casada.