Se había hecho mayor y tenía demasiadas responsabilidades. Como había pasado de ser un policía de calle, trabajó detrás de un escritorio. Antes era un policía audaz que solía enfrentarse con ambición a todas las misiones, ahora se le veía haciendo papeleo la mayoría de los días.
Sin embargo, a pesar de su antigüedad en el cuerpo y de su edad, una cosa que a Sebastián le seguía gustando hacer eran los paseos de patrulla con los novatos. Le encantaba encontrarse con las caras conocidas de la ciudad y enseñar a sus novatos un par de cosas sobre el trabajo.