Un hombre tuvo que sacrificar a su perro porque no tenía dinero para el tratamiento, pero el veterinario hizo algo inesperado

Se agachó junto a Rusty y levantó suavemente la cabeza del perro. Un pequeño gemido confirmó el dolor de Rusty. Sin dudarlo más, Derrick cogió a Rusty en brazos. Aunque Rusty pesaba más que un simple perro faldero, la adrenalina y la preocupación de Derrick le impulsaron hacia la clínica veterinaria más cercana.

Los zapatos de Derrick rozaban el pavimento mientras corría por las calles secundarias, ignorando el escalofrío que sentía en el pecho. La ansiedad le hacía un nudo en el estómago y sus pensamientos se agitaban. No podía perder a Rusty. No así. No después de haber sobrevivido juntos a tantas penurias, aferrándose el uno al otro en momentos desesperados.