Una mujer cede su asiento a un veterano y palidece al descubrir quién es en realidad

Sus manos curtidas, ásperas por años de duro trabajo, a menudo gesticulaban animadamente mientras hablaba, haciendo que sus historias cobraran vida. Kristen sintió una profunda nostalgia de esos momentos, recordando la sabiduría y la calidez que la rodeaban cuando él estaba cerca.

«Disculpe», dijo, con voz firme, aunque la emoción zumbaba bajo sus palabras. «¿Quiere sentarse?» El hombre se giró lentamente, levantando las cejas con leve sorpresa. «¿Señora? Kristen señaló su lujoso asiento de clase preferente.