Kristen recordaba cómo describía las primeras mañanas, cuando el sol apenas besaba el horizonte y el aire estaba cargado de la promesa de un nuevo día. Describía los ejercicios agotadores, las prácticas implacables y la fortaleza mental necesaria para soportarlos.
Cada detalle pintaba un cuadro vívido de disciplina y valentía, inculcando en Kristen un profundo respeto por los que servían. De niña, se sentaba con los ojos muy abiertos, cautivada por la valentía que parecía palpitar en sus historias como un latido del corazón.