Una mujer cede su asiento a un veterano y palidece al descubrir quién es en realidad

Sus ojos se desviaron hacia la parte delantera del avión, y Kristen lo vio: un destello de algo que no podía identificar. ¿Pánico? No, era demasiado fugaz, demasiado sutil, pero inconfundible. Su rostro, antes sonrojado con una calidez casual, palideció ligeramente.

La confianza que antes había imaginado en él pareció desvanecerse. Su mano, que descansaba despreocupadamente sobre el reposabrazos, se movió ligeramente. Fue un movimiento pequeño, apenas perceptible, pero ella vio cómo sus dedos se flexionaban torpemente antes de que levantara la mano para ajustarse el cuello.