Se le aceleró el pulso al entrar en la cabina de clase preferente. Aquí todo parecía más tranquilo, más contenido, como si el caos aún no hubiera tocado estos asientos acolchados. Entonces le vio: el veterano. Seguía en su antiguo asiento, cómodamente reclinado. Su rostro estaba tranquilo, casi demasiado tranquilo, lo que le daba un aspecto extraño y distante.
Kristen sintió que una extraña oleada de inquietud la invadía, pero se obligó a contenerla, convenciéndose de que él simplemente no estaba al tanto de la situación que se desarrollaba en el frente. Vacilante, se acercó a él.