El tiempo parecía estirarse y contraerse, los segundos le parecían una eternidad mientras se agarraba a los reposabrazos de su asiento, con los nudillos blancos. La cabina estaba ahora llena de confusión y pánico.
El corazón de Kristen se aceleró mientras contemplaba las implicaciones de las palabras del hombre y su mente se llenaba de preguntas. ¿Qué podía haber pasado? ¿Estaba la mujer en grave peligro? Todos sus instintos la instaban a moverse, a hacer algo, pero no tenía ni idea de cómo podía ayudarla.