John estaba ensimismado preguntándose a quién debían estar esperando cuando, de repente, aparecieron unos faros, iluminando el camino de entrada. Era un Toyota Camry plateado, el mismo que conduce Emily. A John le hizo gracia otra similitud, hasta que sus ojos se fijaron en la matrícula.
A John se le cortó la respiración al reconocer el número: era el de Emily. Se le paró el corazón. Observó atónito cómo Emily salía y caminaba directamente hacia la casa, con movimientos casuales y familiares.