Llevaba toda la noche preparándose para este momento, reuniendo toda la información y los recursos que necesitaba para que fuera un éxito. Y ahora, cuando empezaba a amanecer, David estaba más decidido que nunca a poner en marcha su plan. Sabía que había llegado el momento: hoy era el día en que la vida de esta niña rica y mimada cambiaría drásticamente, y él iba a asegurarse de ser quien provocara ese cambio.
Por la mañana, David se levantó de la cama, sintiendo una punzada de decepción por no poder ver el resultado de su plan. Le había dedicado mucho tiempo y esfuerzo y estaba ansioso por ver los resultados. Pero no podía permitirse el lujo de quedarse más tiempo. Tenía que ir a trabajar y no podía permitirse llegar tarde.