David se había aventurado demasiado en su misión como para dar marcha atrás ahora. Así que inició su búsqueda, echando miradas subrepticias a cada habitación mientras se esforzaba por pasar desapercibido.
Finalmente, tras inspeccionar con cautela casi dos docenas de habitaciones, la localizó. Emily yacía allí, sumida en un tranquilo sueño. Con cuidado, se inclinó hacia ella y le plantó un suave beso en la frente antes de sentarse a su lado. Tomando la mano de Emily entre las suyas, observó su forma dormida, sucumbiendo finalmente a la atracción de su propio cansancio y sumiéndose en el sueño.