Se llama al gerente…
El gerente llega al lugar y declara que, efectivamente, la hamburguesa ha sido aplastada. O en realidad, intimidada. «¿Has maltratado esta hamburguesa?», pregunta a su empleado. «Sí», admite sinceramente el empleado. El director se vuelve hacia el cliente y le felicita por sus acciones: «¡Es estupendo que te hayas enfrentado a él! Así evitarás mucho sufrimiento».