Necesitaba una solución que evitara tanto un enfrentamiento físico como una interminable batalla legal. Los días se convirtieron en noches mientras Vernon se sentaba a contemplar sus opciones. Pensó en varias posibilidades, sopesando los riesgos y los posibles resultados.
Entonces, un día, se le ocurrió una idea brillante que le llenó de esperanza y determinación. Sabía que no podía violar la ley, ¡al fin y al cabo era un soldado! Sin embargo, eso no significaba que no pudiera dar una lección a esos ocupantes ilegales.