Los okupas ocupan la Casa del Soldado y aprenden una costosa lección

Vernon frunció el ceño, contemplando la sugerencia. «No quiero agravar las cosas, Jake. He visto suficiente violencia durante mi tiempo en el ejército. Me encantaría tener una vida tranquila y pacífica, pero no puedo quedarme aquí sin hacer nada»

Jake se encogió de hombros. «Piénsalo, tío. Podríamos aparecer, hablar con ellos e incomodarlos. Podrían asustarse y marcharse sin llegar a las manos. A nadie le gusta tratar con una banda»