Los okupas ocupan la Casa del Soldado y aprenden una costosa lección

Vernon pensó que la mención de las fuerzas del orden haría entrar en razón a aquella gente. Pero, para su sorpresa, el hombre empezó a reírse de él. «Haz lo que quieras, soldadito. Nosotros nos quedamos aquí»

La paciencia de Vernon se agotó. Se apartó y llamó a la policía, con la esperanza de que pudieran resolver la situación. Cuando llegaron los agentes, Vernon les explicó todo el calvario, esperando una acción rápida. Sin embargo, se llevó una sorpresa inesperada.