Vernon sintió una oleada de júbilo al respirar el aire familiar de su ciudad natal, el taxi zigzagueando por calles que guardaban tantos recuerdos. Cada hito que pasaba aumentaba su vértigo, la alegría de volver a su tierra natal era casi abrumadora.
Cuando el taxi giró hacia su calle, el corazón de Vernon palpitó de expectación. La idea de ver su césped perfectamente recortado y hundirse en la comodidad de su propia cama le llenó de una excitación casi infantil. ¡Cuánto lo había deseado!
Pero Vernon no se imaginaba la sorpresa que le esperaba. En lugar de una taza de café caliente y el abrazo de un hogar bien cuidado, lo que le recibió al salir del taxi le heló la sangre.