El experto, un veterano rescatador de animales salvajes, había ayudado a John más de una vez a sacar de su jardín mapaches errantes o erizos extraviados. Sin embargo, cuando la mirada de John se fijó en la extraña entidad que residía en su retrete, sospechó que esta situación iba a divergir drásticamente de sus interacciones habituales con la fauna caprichosa. Había algo raro en esta «serpiente», aunque no podía precisar lo que era.
Sam llegó sin demora, conduciendo una vieja camioneta que destacaba entre los vehículos de Maplewood. Bajando rápidamente, se dirigió hacia la residencia de John. «Bien, veamos a esta criatura», murmuró, dirigiéndose familiarmente hacia el cuarto de baño. Había visitado a John lo suficiente como para conocer el camino. John vio como Sam escudriñaba la entidad en el inodoro, su frente arrugada en profunda concentración. La visión de la intensidad de Sam amplificó el pulso palpitante en el pecho de John.