Pero entonces Lucy, con los ojos muy abiertos por la emoción, preguntó: «Mamá, ¿adónde vamos hoy a comer por el cumpleaños de Adrian?» La pregunta le cayó a Brianna como un peso. Se le encogió el corazón al darse cuenta de que no tenía plan ni medios para pagarse una comida fuera. Aun así, disimuló su inquietud con una sonrisa forzada.
«¿Qué tal si hago mi pasta especial en casa? Es tu favorita», ofreció con voz optimista. Pero Adrian y Lucy negaron con la cabeza, insistiendo en salir, sus caras brillantes se ensombrecieron ante la idea de quedarse en casa. De mala gana, Brianna asintió, sabiendo que no podría soportar ver su decepción.