Un hombre pierde a su cachorro en un pantano: ¡lo que encontró después es increíble!

Lo que más le sorprendió fue lo rápido que Luna transformó el ambiente de su casa. Su nariz curiosa se asomaba a todos los rincones y sus patas desaliñadas golpeaban el suelo mientras le seguía a todas partes. Cada vez que hacía una pausa para escribir o preparar su viaje, ella se acurrucaba más cerca, ansiando su presencia.

Dejarla atrás durante la expedición a los humedales se convirtió en un pensamiento imposible. Cada vez que Marcus la imaginaba sola en una estrecha perrera o con un extraño, sentía una punzada de culpabilidad. Ya podía ver los ojos grandes y preocupados de Luna, y ningún argumento racional podía alejar esa imagen.