Con resuelta convicción, Leah se levantó y se dispuso a conducir hasta el hospital donde había dejado al vagabundo. Justo cuando arrancó el coche, vio a Kendall saliendo de casa. Sonrió cuando se acercó al lado del copiloto y subió.
«Eres testaruda, pero no voy a dejar que lo hagas sola», le aseguró. De camino, Kendall le preguntó a Leah: «Cariño, ¿estás segura de que no quieres coger la baja por embarazo? ¿Y si el bebé viene mientras estás en el trabajo?»